Ayer me hice con Supreme Power (o Poder Supremo, si no son ustedes de los que gustan de la lengua de la pérfida Albión), una de las últimas obras magnas de J.M. Straczynski (¿lo he escrito bien? ¿lo he escrito bien?), autor que en los últimos años se ha ganado todo un nombre en el mundo del cómic tras haber pasado por el mundo de la TV. Para los que no lo sepan, JMS (y de ahora en adelante así será llamado en este post, que escribir el apellido se las trae) ha escrito guiones televisivos y novelas durante años, pero fue el gran éxito de su creación Babylon 5 (cojonuda serie televisiva de la que me hubiera gustado ver más de lo que he podido) lo que le hizo conocido. Y después de eso y para probar a ver que pasaba, JMS se metió en el mundo del cómic... y volvió a dar el pelotazo. Primero con su serie, aún inacabada, Rising Stars, en la que explora uno de los temas que más le interesan: el impacto de seres superpoderosos en una sociedad como la nuestra. Rising Stars es un ejercicio de narración y guión de gran calidad que por desgracia se ha visto empañado por un apartado gráfico (cosas de ser editado por Top Cow) que no está a la altura de la historia que se nos cuenta. Posteriormente vendrán obras como Midnight Nation y la novela gráfica Delicate Creatures, a lo que seguiría el inicio de su etapa en una de las colecciones y pilares básicos de Marvel: Amazing Spider-Man, donde JMS aporta un frescor al trepamuros que no tenía en mucho tiempo, le revisiona su origen aportando nuevos elementos y enriqueciéndolo, y consigue que por primera vez en años la Tía May resulte un personaje interesante... eso no se ve todos los días.
Y ahora llega por fin a nuestros lares una de sus últimas creaciones, Supreme Power, la serie con la que el autor ha relanzado al grupo Escuadrón Supremo en compañía del dibujante Gary Frank (con el que ya trabajó en Midnight Nation). El Escuadrón son un grupo de superhéroes habitantes de una Tierra paralela del Universo Marvel y que vienen a ser las versiones marvelianas de los miembros de la JLA de DC. Personajes arquetípicos creados en su momento simple y llanamente para hacer la gracia y enfrentarlos a Los Vengadores en lo que durante años fueron lo más parecido a un posible cruce Vengadores/JLA hasta que en 1985 gozaron de una maxiserie de 12 números escrita por Mark Gruenwald en la que los miembros de ese grupo se convertían en los amos y señores de su mundo intentando construir una utopía para que luego les saliera el tiro por la culata en lo que es una de las mejores obras de ese guionista (y de la que no estaría mal una reedición en tomo, señores de Panini... ¿hay alguien por ahí?)
Fue ese grupo, el Escuadron Supremo, el que JMS eligió para su nuevo proyecto en Marvel. Supreme Power supone un relanzamiento para esos personajes, una suerte de versión Ultimate (algo de lo que tiene muchos aspectos narrativos a la hora de tratar los personajes) del Escuadrón (o de la misma JLA, ya puestos), con la que JMS retoma su idea del mundo ordinario que se ve marcado por la aparición de seres asombrosos. El máximo exponente de esto es Hyperion, llegado de otro mundo siendo un bebé y recogido por un matrimonio... hasta ahí como Superman, cierto, pero el cambio viene cuando el niño es reclamado por el gobierno de los USA y criado en un entorno controlado, una visión realmente siniestra del American Way of Life, mostrando como el joven Mark ‘Hyperion’ Milton es convertido en un ‘auténtico americano’, en un ser superpoderoso controlado por el sistema. A lo largo de estos seis primeros números presentados por Panini asistimos a la evolución de Hyperion como un ser solitario al que cada vez obsesiona más y más ‘ser el único’, algo que se atenúa con la aparición de más seres especiales en lo que es lo habitual con los supertipos: en cuanto aparece uno los demás comienzan a salir como setas.
JMS se recrea en la presentación de los personajes (pues en todos estos 6 números apenas nos han sido presentados cuatro de los miembros del futuro Escuadrón) y en mostrarnos como son, su forma de ver el mundo, principalmente en el caso de Hyperion, al tiempo que nos da unas pocas pinceladas del pasado de este personaje que nos hace preguntarnos si en verdad su llegada a la Tierra fue algo tan casual como parecía. De esta forma la narración es lenta y pausada, tomándose su tiempo, algo más que habitual en los cómics en las últimas fechas pero que a diferencia de otros en este caso se traduce en una cantidad considerable de información sobre los protagonistas, en una narración sobresaliente, cargada con unas dosis de crítica considerables en una historia de lo más oscura y madura, algo a lo que ayuda el que esté enmarcado dentro del sello MAX (cómics para adultos) de Marvel, aunque a diferencia de otras series de ese sello nos encontramos en Supreme Power con algo más que tacos, violencia y sexo. En Supreme Power nos encontramos, ante todo, con una historia y con los personajes que la viven y la sienten...
Quizá no sea el nuevo Watchmen como habían dicho algunos, pero la verdad, ni falta que le hace.
que mania tiene la gente con Watchmen, carajo!
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