lunes, noviembre 29, 2004

Simplemente Increible


Ojito, posibles SPOILERS.

Este pasado fin de semana vuestro querido compañero el calamar (yo, para los no iniciados) se fue al cine haciendo de niñera de uno de sus primos con el consiguiente visionado de la última obra maestra de los chicos de Pixar, guionizada y dirigida por ese monstruo que es Brad Bird, responsable de la también muy recomendable El Gigante de Hierro.

Los Increíbles puede ser analizada desde muchas perspectivas. Podría pasarme ahora medio post divagando sobre el apabullante aspecto visual del film o sobre el gran desarrollo de los personajes, sus personalidades y conflictos, o de ese guión de premisa aparentemente simple pero que es más de lo que podría parecer, etc... Pero claro, servidor es un lector de cómic superheroico desde los tiempos en que se los gorroneaba a uno de sus primos más viejos (tengo un mini ejercito de primos, por si alguien se lo pregunta) y como lector y friki de los superhéroes es como he visto la película.

Y he disfrutado como un enano.

Imaginaos mi shock a media historia, en esa brutal e impresionante escena en la que Mr. Increíble descubre el trágico destino de muchos de los superhombres retirados, cuando una bombilla se encendió en mi cabeza: "Esto es Watchmen". Y es que la película parece beber e inspirarse parcialmente en la obra de Alan Moore, no solo en esa escena sino también en la idea de la prohibición gubernamental de las actividades de la gente con superpoderes a raíz de una serie de hechos más que lógicos y que sin duda serían de lo más usual si en este perro mundo se dieran esas situaciones. El film cuenta además con otro buen número de referencias, algunas más solapadas que otras, algunas puede que involuntarias, otras no:

- Los ya mencionados ecos a Watchmen, incluido el plan del villano Syndrome.

- Los Increíbles, en su concepto de familia, recuerda mucho a los 4 Fantásticos, algo a lo que ayuda que dos miembros compartan poderes y habilidades con los personajes marvelianos.

- Pero no solo de Marvel vive el friki, y así nos encontramos con referencias a DC en el personaje de Dash, el hijo de la familia, que en sus poderes y en su nombre recuerda a Flash. También es un guiño a DC ese plano final de la película a lo Superman (final que por otra parte nos remite de nuevo a Marvel, y es que recuerda cantidad al número 1 de los 4F, con una suerte de 'Hombre Topo' haciendo acto de presencia).

- Volviendo a las referencias a Marvel y en concreto a los X-Men, en Los Increíbles se nos presenta al personaje de Frozono, que es todo lo que el Hombre de Hielo de los films de Synger debería ser y no fue.

- Y saliéndose de lo superheroico, hay guiños a la saga Bond (por algo John Barry iba a ser el encargado de componer la BSO inicialmente), a El Retorno del Jedi (la persecución a la que es sometido Dash entre los árboles podría ser una referencia algo traída por los pelos), a la ciencia-ficción de los 50 (ese robot esférico de brazos tentaculares) etc, etc...

Resumiendo, Los Increíbles es una película de superhéroes, con toques de comedia y acción, cierto tono paródico pero que no cae en la burla, unas buenas dosis de mala baba (el maniquí de un bebé es ametrallado... vale que no es un bebé de verdad, pero me sorprende que a los puritanos yanquis se les pasara ese detalle) y sobre todo, una madurez inusitada en el tratamiento de personajes y sus motivaciones, por no hablar de que es una de las películas de animación con mayor número de muertes que he visto, quizá solo superada por esa masacre-inicial-que-no-es-una-masacre de Buscando a Nemo.

Pixar se ha superado de nuevo y el resultado es, como era de esperar, increíble.
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PD: En breve la segunda parte de los post dedicados a Tad Williams (quizá para el próximo fin de semana o así)

lunes, noviembre 22, 2004

TAD WILLIAMS (I): Un gato llamado Cazarrabo.



Este tipo engaña un poco por su apariencia pues aunque no lo parezca es uno de los escritores más interesantes (y me temo que menos conocidos) de la moderna literatura fantástica: Tad Williams. Tad nació en 1957 en San José, California, cursando sus estudios superiores en Berkeley. Durante su juventud pasó una buena temporada saltando de empleo en empleo o alternándolos. Ahí donde le ven el señor Williams ha sido cantante en un grupo de rock, vendedor de calzado, director de una institución financiera, repartidor de periódicos, etc... También fue presentador de un programa radiofónico durante 10 años, ha trabajado en teatro y televisión, ha impartido clases como profesor en la universidad... Desde luego no es una persona que se esté quieta. Era 1985 cuando debutó en el mundo de la literatura con su primera novela, que sorprendió a propios y extraños. Una novela que en muchos aspectos sigue los patrones clásicos de la literatura fantástica post-Tolkien (héroe casual, viaje epopéyico, pruebas y peligros que superar... vamos lo que encontramos en muchas ‘dragonadas’) con la salvedad de que aquí no hay valerosos hobbits (o halflings), ni elfos, ni orcos... solo un buen número de pájaros, ardillas y gatos, sobre todo muchos gatos.

La Canción de Cazarrabo

La Canción de Cazarrabo produce al inicio de su lectura la sensación de estar en un cuento, algo reforzado por el protagonismo de los animales en la obra. Desde el comienzo queda claro que los gatos son los protagonistas, todo gira en torno a ellos y todo la novela, pese a estar narrada en 3ª persona, cuenta con un punto de vista gatuno, y es que desde ese comienzo en el que se nos muestra una suerte de Génesis y cosmogonía en versión felina queda claro a que debemos atenernos. Es una novela por y para gente a la que le gusten los gatos. Si uno es de los que prefieren a los cánidos será mejor que se abstenga porque no es que los perros queden en muy buen lugar (punto de vista gatuno de la historia ¿recordáis?). El hecho de que al comienzo la novela produce la impresión de estar ante una suerte de cuento, una fábula, algo similar a El Hobbit de Tolkien, queda desmentido al finalizar la lectura. Y es que a lo largo de la progresión argumental de la historia el dramatismo derivado de los sucesos en los que se ve envuelto el personaje va en aumento hasta alcanzar un punto de no retorno. Esto también ocurre en El Hobbit tolkienano, pero sin llegar a los extremos de crudeza y elementos terroríficos de los que puede llegar a hacer gala la obra de Williams.

Lo que si queda claro una vez leída la obra es que ésta bebe de los tópicos más propios de la fantasía épica y que con Tolkien quedaron más o menos fijados de forma casi definitiva. No creo que Tad se sirva de estos tópicos por una falta de originalidad, sino más bien por el hecho de que su único objetivo es contar una historia sencilla y eso es en ciertos aspectos ‘contar la historia de siempre’. Es algo similar a esos argumentos del héroe solitario que ayuda a los habitantes de una población (el caballero andante, el ronin, el jinete solitario)... son historias tan viejas como el mundo y que siempre funcionan. Y la historia del héroe envuelto en un gran viaje funciona, desde luego. Solo que en éste caso el héroe es un gato, Fritti Cazarrabo, huérfano como todo buen héroe de fantasía épica (perdió a su madre y a todos sus hermanos), que se mete él solito de cabeza en los problemas al partir en busca de su amiga Pata Suave y que acabará metido en un enfrentamiento con el clásico ser maligno de origen ancestral (el tópico del Mal Antiguo) y capacidades pseudo-divinas que vuelve del mundo de las sombras para vengarse y reinstaurar su poder. La historia de siempre, solo que contada con una frescura y con unos personajes y escenarios tales que parece algo totalmente nuevo. El hecho de que el final sea considerablemente agridulce y abierto, rompiendo algún que otro convencionalismo (no es el protagonista quien salva el día señores, ni se queda con la chica), no hace más que ayudar a ello.

La Canción de Cazarrabo fue un éxito que se vendió bastante bien, cosechó una ración de buenas críticas (aunque también tiene su buen número de detractores) y a día de hoy es prácticamente una obra de culto con toda una legión de admiradores. Admiradores que en su momento seguramente esperaron que Tad prosiguiera el filón con más historias de Cazarrabo y compañía. No tenían ni idea de que el californiano tenía algo muy distinto en mente.

Y grande.

sábado, noviembre 20, 2004

The Vertigo Trinity

Enésima noche de desvelo en la que navegando en la red esperando a que el sueño me alcance me encuentro con una de esas locuras que inunda Internet... la recreación de personajes/personas/cosas a base de Lego. Con todos ustedes, damas y caballeros... ¡Neil Gaiman, Grant Morrison y Alan Moore!

"Decid 'chúpame un pie' chicos"

Más pijaditas de estas aquí.

domingo, noviembre 14, 2004

Cosas que hacer en el rol cuando estás muerto

"Imagen totalmente gratuita en recuerdo de los babosos del post de Shanna la Diablesa"

La verdad, creía que lo peor a la hora de jugar al rol era que el Master te pillara una suerte de manía homicida injustificada o que la gente que no sabe nada del asunto creyera que tu les tuvieses esa manía a ellos.

Pero no, para mi lo peor es tener que jugar ‘de suplente’. Es decir, jugar substituyendo a otra persona, con un personaje ajeno, algo que en la mayoría de los casos suele acabar en desastre ya que cuando el jugador ausente vuelve se encuentra con que su criaturita ha hecho toda clase de actos ‘fuera de personaje’ que poco o nada encajan con lo precedente. Al resto de jugadores puede importarles más o menos, y al Master... bueno, depende de cómo sea el Master.

Teniendo eso en cuenta, al tener que ser yo el ‘suplente’ me informo sobre el personaje que me ha caído en gracia para intentar seguir más o menos en la línea del jugador habitual. El problema es cuando el jugador habitual es un gili-buscabroncas dentro del contexto de la partida. Y así me vi metido en una partida de Vampiro, jugando con un Pj que cada cinco frases estaba obligado a soltar “¡Aquí mando yo, coño ya!”, lo cual no trae pocos problemas en según que ocasiones. Y de lo de llamar “pelotitas” a los licántropos mejor no cuento nada.

La verdad, fue una tarea de sangre, sudor y lágrimas mantener a semejante esperpento andante vivo manteniendo a un tiempo la personalidad que su jugador original le había otorgado (¿Pero en que pensabas Marcos? ¿¿En que pensabas??). Más de una vez me vi tentado de meterlo en alguna situación sin salida en la que acabara más mal que bien. Pero claro, el personaje no era mío, no tenía derecho a forzar su muerte. Las jodiendas de ser un jugador suplente que respeta a los personajes ajenos con los que le ha tocado jugar.

Bleurgh.

martes, noviembre 09, 2004

Quotidionia Delirante V (Rutina, rutinae...)

Levantarse a las 8:30 de la mañana...
Caminar somnoliento y tambaleante cual zombie de Romero hacia el baño.
Ducha rapida.
Necesidades fisiológicas (si, los calamares también... er...).
Vestirse, aún somnoliento (ni ducha ni gaitas).
Revisar el equipo.
Bajar a la calle. Encontrarse con la Loba y el Otaku.
Bus, apretujados, axfisiante. El conductor debe ser un maniático de la velocidad, o eso o se cree que el bus reventará si va a menos de 30...
Frenazos bruscos. Hacemos equilibrismo.
Llegada a la Facultad.
Clase de Mitología, o como hacer de un tema interesante un coñazo insufrible por culpa de un profesor capaz de dormir a los insomnes.
Introducción a la Lingüística. Hoy ha tocado video sobre la comunicación de los animales.
Ya son las 14:00. Bajada a la cafetería para echar mano a las viandas.
Una hora y media de descanso tras la comida: charlas, discusiones, coñas y frikadas.
16:00. Vuelta a clase. Historia Medieval. Los germanos siguen dando guerra.
Por fin, salimos. Al bus de nuevo, como sardinas en su lata.
Y hogar dulce hogar.
Ea, mi día de hoy, que viene a ser más o menos una muestra de un día cualquiera (salvo los Jueves, que con sus ocho horas de clase son el Infierno en la Tierra).
PD: Siento el latinajo del título.

sábado, noviembre 06, 2004

Haciendo tests

El enésimo test chorra que anda circulando por internet :P


You are Windows 98.  You're a bit flaky, but well-liked.  You don't have a great memory, but everyone seems to know you.  A great person to hang out with and play some games.
Which OS are You?

viernes, noviembre 05, 2004

Serie B Literaria

Teddy London

Me encuentro ahora mismo en plena lectura de Enemigos de la Luz (The Stench of Fresh Air), de C.J. Henderson, primer libro de la serie de su personaje Teddy London.

He de ser franco: no es un buen libro. La verdad es que es bastante malillo, simplón, con un estilo de escritura no muy elaborado y forzado en ocasiones, como si se nos estuviera contando una historia corta estirada ad nausean para intentar conformar una novela. En resumen, el libro es malo... pero me está gustando. Si queríais otra prueba de que no soy precisamente la persona más congruente o lógica del mundo ahí la tenéis.

Y es que pese a sus defectos, me lo estoy pasando bien con el libro, consigue que uno se divierta si no tiene nada mejor que hacer por las tardes, lo que lo convierte en una lectura ideal para las horas muertas. A eso se le añade un más que saludable tono de relato pulp, al que parece que se quiere homenajear. Y es que en esta época en la que las novelas de terror suelen ser a cada cual más rebuscada para intentar dar la vuelta de tuerca necesaria para acojonar al personal, no deja de resultar curioso una novelita (en este caso, una serie de novelitas) que va a palo seco, presentándonos a una caterva de monstruos, vampiros y hombres lobo a la antigua usanza, con un buen montón de casquería y con un protagonista que lo resuelve todo (y cuando digo todo, es TODO) a tiros y cuchilladas. Y es que en pocas novelas de terror actuales te encuentras con un bicho horrendo atravesando la ventana y atacando al héroe a la altura del capítulo 6 (más o menos a los 15 minutos de comenzar la película) que para sobrevivir se ve forzado a acribillar al bicho a balazos y a destriparlo con su cuchillo, provocando mareas y mareas de fluidos descritos en la novela como “espeso pure de guisantes”. Toma, homenaje a El Exorcista solapado.

Y es que el protagonista es lo mejor. Theodore ‘Teddy’ London, detective privado, a ratos más duro y pasota que una pared de mármol para acto seguido demostrar que tiene su corazoncito. Y lo resuelve todo a tiros, como ya he dicho antes. Ni investigación, ni deducción ni uso de la lógica... solo esperar a que aparezcan los bichos y tiros, tiros y más tiros. Y es que no se puede esperar mucho más de un tipo que tiene como armas a una pistola llamada Betty y a un cuchillo llamado Verónica y al que una tormenta le acaba de freir y mandar al carajo todos sus archivos de trabajo. A eso añadidle que comienza pareciendo un detective corriente y moliente para luego descubrir que tiene la habilidad paranormal de poder adentrarse en el mundo onírico, el plano de los sueños. ¿A vosotros también os parece sacado de un videojuego?

Resumiendo, un libro malo pero divertido, ideal para pasar el rato e incluso poder echarse unas risas si uno está por la labor. Uno no puede dejar de pensar como sería esta historia en manos de un mejor escritor. Seguramente mucho mejor escrita e interesante, con personajes que no sean tan planos como una tabla de planchar, pero lo más probable es que perdiera su... erm... llamémoslo “frescura”.

jueves, noviembre 04, 2004

Tiburones del asfalto...

Por petición popular (es decir, un comment realmente escueto de Usagi) me lio la manta a la cabeza y me lanzo a escribir en estas horas intempestivas un post sobre otra serie de animación: Street Sharks. Mi experiencia con esta serie es de lo más curiosa porque pese a ser una producción considerablemente más reciente que otras (la serie se produjo en 1994-1995), la recuerdo mucho más vagamente, quizá porque se emitió en un momento en el que servidor ya consumía menos producciones televisivas de animación que en años anteriores. A saber.

La serie no fue el gran mega éxito que –presuntamente- sus creadores pretendían. Y digo que lo pretendían porque la serie vino acompañada de una brutal campaña de merchandising, cuyo principal producto era una colección de figuritas articuladas (de Mattel, si mal no recuerdo) de calidad considerable (y precio también muy considerable), un buen montón de cards y cromos, productos de promoción (cromitos, figuritas...) de regalo en bollería industrial, etc... Creo que incluso se creo una serie de cómic-books que jamás llegó a España. Estaba claro que el principal referente de los responsables de la serie eran las Tortugas Ninja y su objetivo repetir el éxito desmesurado del que gozó en su momento el cuarteto de quelonios (muñecos, serie de TV, películas)... objetivo que mucho me temo que no llegaron a alcanzar ni de lejos.

Y es que pese a una calidad de animación medianamente potable, la serie adolecía de una falta de originalidad preocupante y ni siquiera el carisma de sus protagonistas consiguió salvarla. Duró dos temporadas que conforman únicamente un total de unos 23 episodios más un film de animación sacado directamente en video. Para el recuerdo quedan momentos tan surrealistas como ver a ese cuarteto de tiburones antropomórficos ‘nadando’ bajo el asfalto, cual gusano de Temblores, con sus aletas asomando al exterior.


La serie nos contaba la historia de un cuarteto de hermanos: John (el mayor-responsable), Clint (el graciosete), Bobby (el rebelde) y Coop (el gimnasta-atlético), que buscando descubrir la verdad sobre la desaparición de su padre acababan en manos del villano de la historia, el Dr. Piranoid, que los muta en seres mitad humanos mitad tiburones para utilizarlos en sus maléficos planes (siendo el malo digo yo que sus planes serían maléficos ¿no?). Pero como era de esperar, con sus recién adquiridas habilidades, los chicos se revelan, se dan a la fuga, se ponen a vivir clandestinamente, se ‘rebautizan’ (ahora pasan a llamarse, respectivamente: Rapster, Blades, Jab y Big Slammu) y se dedican a abortar todos los planes desarrollados por Piranoid. Planes que a lo largo de la serie solían ser derivados de “crear-enemigo-mutante-para-derrotar-a-los-buenos”, algunos de los cuales daban lugar a villanos tan agradables como Slobster (¡el increíble Hombre Langosta!) o Slash (un narval, si no recuerdo mal), aunque en su mayoría se trataba de pobres desgraciados que antes de que terminara el episodio se rebelaban o redimían, fastidiaban al buen doctor, agradecían su ayuda a los protas y se iban por ahí a buscar un modo de recuperar su humanidad (aquí entrarían personajes como Rox o Moby Lick).

En resumen, una serie que pasó sin pena ni gloria por las pantallas de TV dada su condición de clónico de las Tortugas Ninja pese a tener cierto potencial solapado, lo cual queda patente en el hecho de que aún hoy cierto número de personas la recuerda (es de suponer que el tener alguna de las figuritas, como yo, ayuda a ello). Ahora solo esperar a que no se me vaya la pinza otra vez y escriba un post sobre los Space Monkeys o algo similar...