La cosa aconteció el pasado sábado a eso de las 00:30 horas, encontrándome yo acompañado de los colegas en una sesión de compadreo y juerga en las calles de Lugo en plena celebración del San Froilán, mientras buscabamos algún local relativamente tranquilo (¡ja!) y que no se encontrase excesivamente abarrotado de gente por las fiestas (¡ja, ja!)
Y entonces los vimos, en la plaza de Santo Domingo: Un grupo relativamente numeroso (unos 20) de turistas nipones, jovenes (estarían entre los veinte y treinta y tantos), cada uno con un sombrero rojo que a saber de que tómbola lo habrían sacado y alguno de ellos armado con esos tubos de plástico rellenos de golosinas, amén de camaras de fotos. Avanzaban casi en fila india, observandolo todo pasmados, diría yo que con una mezcla de aprensión, asombro y curiosidad. Estaban atravesando una zona en pleno botellón.
Y la verdad, dudo mucho que se vean muchas cosas como un botellón español en Japón o en casi cualquier sitio. Choque de culturas, o al menos, un roce la mar de curioso. Y etílico.
Y entonces los vimos, en la plaza de Santo Domingo: Un grupo relativamente numeroso (unos 20) de turistas nipones, jovenes (estarían entre los veinte y treinta y tantos), cada uno con un sombrero rojo que a saber de que tómbola lo habrían sacado y alguno de ellos armado con esos tubos de plástico rellenos de golosinas, amén de camaras de fotos. Avanzaban casi en fila india, observandolo todo pasmados, diría yo que con una mezcla de aprensión, asombro y curiosidad. Estaban atravesando una zona en pleno botellón.
Y la verdad, dudo mucho que se vean muchas cosas como un botellón español en Japón o en casi cualquier sitio. Choque de culturas, o al menos, un roce la mar de curioso. Y etílico.
Pobres japoneses, la verdad... mira que ver lo peor de España :P
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