Bueno, toca hablar como prometí de mi maratón de cine de fin de año, la trilogía de
Posesión Infernal y para hacerlo nada mejor que comenzar desde el principio... y el principio nos lleva a finales de los 70 y comienzos de los 80 a encontrarnos con un chaval de veintipocos llamado
Sam Raimi y sus dos colegas
Robert Tappert y
Bruce Campbell que aparecieron como por generación espontánea (o sea, como quien no quiere la cosa) paseándose por los despachos de diversos productores de calibre medio-bajo con un cortometraje de título
Within the Woods allá por 1978. Aquel mini-festival de adolescentes en el bosque, demonios resucitados e ingente hemoglobina no acababa de calar en el corazón de los productores (pero a alguno seguro que le hizo algo al estomago) y
Sam y compañía no podían conseguir la financiación que querían para convertir aquel experimento en un largometraje... y aún así perseveraron, pagando de sus bolsillos y con cuatro duros, rodando en la montaña, en la cabaña, jugando con las cámaras para que no fuese necesario ver a la fuerza infernal y practicando e improvisando maquillajes a cada cual más repulsivo. Y si no leí mal en algún sitio, mucha mermelada de fresa y frambuesa para la sangre. Yum yum... Y finalmente consiguieron su película y a la hora de distribuirla fue casi como si alguna de esas fuerzas oscuras del film les brindará un milagro cruzando a esa peculiar panda de adolescentes con el mismísimo
Stephen King, que apadrinó la película permitiendo que
Posesión Infernal llegara a las salas. Y el resto, como se dice, es historia.
Posesión Infernal (
The Evil Dead, 1982) pertenece a ese corpúsculo de películas del genero de terror en el que entrarían también
La Noche de los Muertos Vivientes (
Night of the Living Dead, 1969) de
George A. Romero o
La Matanza de Texas (
The Texas Chain Saw Massacre, 1974) de
Tobe Hooper... óperas primas, innovadoras y arriesgadas y que en su momento supusieron poder ver otro tipo de terror en las salas. Y es que
Posesión Infernal es terror puro, horror lovecraftiano en cierto modo (ahí tenemos el
Necronomicón... no exactamente el mismo de
Lovecraft pero casi), etc... un cóctel en el que
Raimi sin duda metió lo que le gustaba de películas de terror vistas en su adolescencia o más o menos en la misma época en que rodaba su película, como podrían haber sido
El Exorcista (posesiones diabólicas, horrendos cambios físicos en la persona poseída) o
Viernes 13 (bosques, protagonismo adolescente,
splatter), todo ello mezclado con algunas gotitas de humor, un toque
cartoon enfermizo (que se vería potenciado en las secuelas), una energía endiablada en la dirección que conseguía que uno no se aburriese con una historia que de tan simple era casi inexistente y una imaginación perversa y negrísima a la que debemos escenas memorables y terroríficas a más no poder, donde destacarían sobre todo la violación de una de las protagonistas por parte del bosque (escena que seguramente hizo que más de una mirara más de dos veces las ramas de los árboles de parques o similares) o la apoteosis final de sangre, fluidos, desmembramientos y disoluciones corporales con un
Bruce Campbell con cara de alucinado siendo testigo de todo. El resultado, una película que cosecharía premios (en Sitges, que me da que la crítica más generalista no sería benevolente hasta pasados unos años de digestión fílmica... si alguien puede confirmar esto o desmentirlo lo agradecería) y que si bien nunca fue un taquillazo como le ocurre a muchos filmes del género, si ha acabado entrando en la selecta fila de filmes de culto que hay que ver al menos una vez. Ahí queda eso.
Saltamos a 1986, a la segunda aventura cinematográfica de
Sam Raimi,
Ola de crímenes... ola de risas (
Crimewave), que aún no he tenido oportunidad de ver pero que me ha picado la curiosidad tras enterarme de que andaban los
Coen metidos en el asunto. Mencionamos aquí
Crimewave porque su fracaso económico fue a todas luces lo que impulsó a
Raimi a volver a los bosques, a la cabaña y al
Necronomicón, llevándose consigo a un
Bruce Campbell que retomaría su papel de
Ashley ‘Ash’ J. Williams... aunque sería ya casi un personaje muy distinto. Y es que
Terroríficamente Muertos (
Evil Dead II: Dead by Dawn, 1987) no es una secuela al uso. Raimi optó por arriesgar de nuevo rodando un remake del film original, reduciendo el número de jóvenes que visitan la cabaña al comienzo de la historia (solo
Ash y su novia), añadiendo otros personajes que se verán envueltos en la trama (la hija del arqueólogo estudioso del
Necronomicón, su novio y dos habitantes de la zona cercana a la cabaña no muy lumbreras) en un film con el que
Raimi contó con más presupuesto pero para el que los productores le exigieron reducir la sanguinolencia... y para compensar, si no puedes soltar tanta hemoglobina como antes (aunque no es que se quede corta la película en algunas escenas) siempre puedes compensar por otros medios. Y de esa forma, el tono
cartoon-gamberro que se encontraba solapadísimo en el film original pasa casi a primer plano: manos poseídas que emiten ruiditos de teleñeco,
Ash haciendo muecas de terror de lo más risible, exageración tal en los momentos de violencia que es imposible tomársela en serio (hay un geiser de sangre en una escena... es casi lo mismo que en
Kill Bill con las decapitaciones), etc... una locura total. Y en medio de todo ello un
Ash que ya no es el mismo personaje del film original. En aquel
Ash era el superviviente prácticamente de chiripa, uno más del grupo... en
Terroríficamente Muertos comienza a gestarse
Ash ‘
el héroe’... alguien que pasa de ser una víctima potencial de los poseídos o las fuerzas oscuras que los dominan a convertirse en el tipo que los putea verbalmente y les vuela la tapa de los sesos o rebana con su motosierra sin miramientos. Y es que después de tener que matar a su novia poseída y decapitarla, cortarse su propia mano, verse encerrado en el sotano con uno de los engendros, ser poseído en dos ocasiones, estar a punto de ser desmembrado/merendado (bueno, merendada su alma más bien), etc... es normal que a uno se le hinchen las narices. Y para acabar de joderle la marrana al pobre
Ash, lo mandan al año 1300 y pico, lo cual nos lleva a hablar de...
El Ejercito de las Tinieblas (
Army of Darkness: Evil Dead III, 1993), film que remata la epopeya de
Ash y en la que a
Raimi ya se le acaban de cruzar los cables. Primero indicar que una vez más el director no tiene muy en cuenta la continuidad entre películas pues en esta
Ash comienza como esclavo medieval cuando el final del film anterior indicaba algo distinto. Aprovechando ese radical cambio de ambientación,
Raimi prescinde ya casi totalmente del terror y el gore.
El Ejercito de las Tinieblas es una película considerablemente
light en comparación con sus predecesoras (¡eh, pero el geiser de sangre sigue ahí!), aunque
Raimi mantiene lo macabro en primer plano y se marca un homenaje a
Ray Harryhausen (ejercito de esqueletos/muertos que remite directamente a
Jasón y los Argonautas), a los filmes de aventuras medievales (hay cosas que huelen a
Robin Hood e
Ivanhoe, sobre todo en ese duelo a dos espadas entre
Ash y su
Yo Maligno), al
steampunk (la nueva mano de
Ash), a
Mad Max (el coche de
Ash después de ser ‘arreglado’ bien podría aparecer en una de las películas del guerrero de la carretera), y a
Ultimátum a la Tierra (¡Klaatu Barada N...! ¿Necktie?), etc... todo un popurrí de géneros y estilos (acción, aventura, terror, épica, comedia...) que funciona sorprendentemente bien y con la que es difícil no disfrutar.
Bruce Campbell potencia esa faceta “heroica” (si, mejor entre comillas... quizá anti-héroe le encajase mejor después de todo) de
Ash. Para rematar mencionar que la película cuenta con dos finales... el final inicial que acabó siendo desechado tengo entendido que solo puede verse en la versión
Director’s Cut de turno en DVD que a estos lares aún no ha llegado en la cual
Ash acababa en un futuro post-apocalíptico con los poseídos dominando la Tierra. Espero poder verlo algún día.
Para finalizar, decir que la esperada cuarta parte de la saga no parece que vaya a llegar nunca, aunque si llega
Raimi ya dijo en su momento que sería un
Army of Darkness II más que un
Evil Dead IV... pero me temo que la cosa se quedará en el limbo pues está en preparación para este 2006 un remake del
Evil Dead original (si,
Hollywood sigue con su falta de imaginación) en el que volveremos a ver la historia de siempre solo Dios sabe con que cambios y con que reparto... y seguramente ni con la mitad de gracia. Y es que aunque haya un personaje llamado
Ash en ese remake (que aun está por ver) no será
Bruce Campbell. No será nuestro
Ash.Hail to the King, baby.