Bien, de forma tardía os dejo mi comentario respecto a Los 4 Fantásticos, la última adaptación de un cómic de la factoría Marvel, algo que casi está comenzando a ser un subgénero por si mismo. Lo primero que he de decir es que la película no es tan fantástica como debería (y si alguien se lo pregunta, sí, esto es un chiste malo y repetitivo insertado gratuitamente) y no llega ni de lejos a los niveles tocados por el Spider-Man de Raimi o los X-Men de Synger. Por otro lado si que está por encima de otros productos como Daredevil o Elektra (El Castigador lo dejó como algo aparte... para mi es casi ya de culto pese a ser en general mala... raro que es uno), algo a lo que ayuda una falta de pretensiones que quizá resta ambición a la película pero que consigue que esta sea un entretenimiento de buen nivel, y el hecho de que sea una adaptación correctísima en lo referente al cuarteto protagonista (son Reed, Sue, Ben y Johnny, sin duda), sus personalidades, sus aptitudes, sus relaciones... al final, igual que en el cómic, sus poderes son lo de menos. Reed es definido como “el sabio más tonto del mundo”; Sue, al margen de cómo interprete Jessica Alba, sigue siendo el nexo de unión del grupo; Johnny es el niñato inmaduro, chistoso, salido y pelín imbécil que todos queremos (bueno, y otros aborrecen); y Ben es La Adorable Cosa de Ojos Azules, como tiene que ser... (sin duda, el mejor personaje de toda la película... atentos a toda la secuencia del puente).
¿Cuál es el gran fallo entonces y que hace que la película no acabe de resultar redonda? El villano. Poniéndome fundamentalista podría decir que han destrozado al bueno (ejem, es un decir) de Victor Von Muerte (Von Doom en inglés... aunque en los cómics Ultimate lo han ‘rebautizado’ como Victor Van Damme... Dios...), reduciéndolo a poco menos que un mutante superpoderoso que obtiene sus poderes de la misma fuente que los protagonistas, haciéndole perder todo ese fondo que tenía en los cómics de gran científico y nigromante. Al final la cosa no acaba siendo tan desastrosa, ojo, y Latveria sigue siendo un país, no una multinacional como se rumoreaba por ahí, pero es que aunque el villano en la película consiga funcionar como villano no quita que sea una pésima reelaboración de su homónimo de las viñetas. Al menos es un consuelo que conserve ese toque de mala leche y engreimiento tipo “soy-mejor-que-todos-vosotros-juntos” del que también hace gala en el cómic. A todo eso añadamos una falta de confianza por parte de los jefazos de la Fox: presupuesto ajustadísimo y seguramente una considerable falta de libertad para el director Tim Story, al que se le notan las buenas intenciones...
El resultado final ha sido un blockbuster veraniego algo vacío, pero condenadamente divertido y que siguiendo la tónica marcada por otra películas tiene todas las pintas de ser al final poco menos que un prólogo para una secuela que esperemos sea algo más madura y llena de contenido.